Miércoles 30 de Abril de 2025

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POLITICA

2 de febrero de 2025

Cachetazo para Milei. La marcha antifascista dejó como inicio del camino hacia un nuevo sujeto político.

Más de un millón de personas salieron a las calles este sábado para dar voz y cuerpo a la movilización contra las políticas regresivas y los discursos de odio del gobierno de Javier Milei. Se trató de la más convocante de los últimos meses luego de las manifestaciones universitarias contra el ajuste presupuestario.

"La vida está en riesgo ¡Basta! Al clóset no volvemos nunca más", fue el lema elegido para encabezar la convocatoria de Congreso a Plaza de Mayo como respuesta a la bajada “anti-woke” y anti derechos de las declaraciones del presidente en el Foro Económico de Davos potenciado por la asunción de Donald Trump, pero la iniciativa trascendió dicha consigna y en un mismo espacio se encontraron distintos reclamos, causas, e ideas con un objetivo en común: poner un freno a la política fascista, violenta y anti democrática de Milei que pregona por la eliminación del otrx. A partir de las múltiples adhesiones de partidos políticos, organizaciones sociales, gremiales, sindicales, organismos de Derechos Humanos, representantes de la Iglesia y ciudadanos autoconvocados en todo el país, y más de 20 capitales del mundo, la Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista, en principio encabezada por los feminismos y la comunidad LGBTIQ+ logró un primer gran éxito político: romper los límites de un reclamo históricamente sectorial para convertirse en una bandera de lucha opositora de diversos sectores que sufren las consecuencias de un programa de gobierno empobrecedor, violento y antipopular. La jugada libertaria anunciada en Davos para buscar complicidad civil en la avanzada regresiva que se viene en el Congreso en 2025 fue tan provocadora como predecible. Se ven a leguas los hilos y el manual de estilo tratando de simpatizar con Trump, Elon Musk y el ejército de varones conservadores, defensores de la “incorrección política”, que se perciben opacados por las mujeres empoderadas y las diversidades sexuales. Como durante su primer año de gestión, la performance de Milei buscó enraizar en la teoría, que resonó incluso dentro de espacios del peronismo y el campo nacional y popular, acerca del carácter piantavotos de la agenda de los “feminismos y disidencias”. Lo que no había calculado el gobierno era que se iba a gestar una respuesta política tan rápida y una muestra audaz de democracia participativa como fueron la asamblea de Parque Lezama y la marcha de ayer, conducidas por un sector que no se quedó en la pasividad sino que, por el contrario, recogió el guante ante la orfandad de dirigencia política tradicional. Esto abre las puertas a la construcción de nuevos consensos y un frente de batalla que contemple la participación de otros sectores vulnerabilizados por este modelo como los trabajadores precarizados, desocupados, inmigrantes, estudiantes, personas con discapacidad, despedidos del Estado, familiares de víctimas de femicidios y travesticidios, trabajadores de la salud y la educación, jubilados, entre otros, y al mismo tiempo busque sumar a hombres, heterosexuales, blancos, cis y jóvenes. El objetivo debería ser la unificación de los reclamos de la clase trabajadora acechada por el desencantamiento y la movilidad social descendente, y el acercamiento y respeto de las personas que, sin sentirse necesariamente afectadas, entienden el riesgo que corre nuestro país.

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