Liderada por la senadora Elizabeth Warren, la iniciativa cuenta con el apoyo de pesos pesados como Tim Kaine, Bernie Sanders y Cory Booker, y prohíbe al secretario del Tesoro, Scott Bessent, usar el Fondo de Estabilización Cambiaria (FSE) para préstamos, swaps o compras de deuda argentina. Warren no escatimó críticas en su cuenta de X: “En vez de usar nuestros dólares para comprar pesos argentinos, Donald Trump debería ayudar a los americanos a poder costear su salud”. La senadora acusó al presidente republicano de priorizar “intereses personales y electorales” sobre las familias estadounidenses, en medio de un cierre parcial del gobierno por falta de presupuesto. “Es inexplicable que Trump propague un gobierno extranjero mientras cierra el nuestro”, remachó en un comunicado. El proyecto expone el trasfondo turbio del auxilio: no busca estabilizar la economía argentina, sino blindar las apuestas de fondos de cobertura como BlackRock, Fidelity y Pimco, con vínculos directos a Bessent. Warren exigió a la Managed Funds Association (MFA) detalles sobre lobby y comunicaciones con la administración Trump, alertando que “20 mil millones podrían permitir a inversores de hedge funds salir sin pérdidas masivas”. Medios como The New York Times revelaron que el paquete beneficiaría a aliados de Bessent, generando sospechas de conflicto de intereses. Kaine fue tajante: “Trump arriesga miles de millones de contribuyentes para salvar a un amigo político”, mientras agricultores estadounidenses sufren por aranceles que favorecen a Argentina en exportaciones de soja a China. Booker lo llamó “un rescate a los ricos disfrazado de ayuda internacional”.A semanas de las elecciones legislativas en EE.UU. y las midterm argentinas del 26 de octubre, el debate polariza: republicanos defienden el “apoyo sistémico” a Milei, pero demócratas ven en esto la traición al “America First”. Warren cerró: “Trump prometió poner a Estados Unidos primero, pero pone a sus amigos multimillonarios por delante del pueblo”. El futuro del rescate pende de un hilo en el Congreso estadounidense, pero el mensaje es claro: el auxilio a Milei no es filantropía, sino un negocio para elites que deja a los argentinos y a los norteamericanos pagando la cuenta.