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31 de Mayo de 2025
POLITICA
29 de mayo de 2025
El ingreso neto de inversión extranjera directa se ubica en los valores más bajos desde la crisis de 2001. Según el BCRA, el cuarto trimestre fue negativo en u$s 356 millones. Fue incluso peor que durante los meses de la pandemia.
Cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía. Pese a todos los beneficios y a la entrega total del país del Gobierno a los intereses empresarios, las inversiones en la economía real no llegan y sólo aparecen dólares para subirse a la bicicleta financiera. Aún con la implementación del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) –mascarón de proa de la entrega del patrimonio nacional—la inversion Extranjera Directa (IED) informada por el Banco Central arrojó el año pasado su peor registro del siglo XXI, con un último trimestre en negativo por primera vez en más de un lustro, y en marzo la inversión bruta ya se ubica en su ratio más bajo respecto al PBI de toda la era Milei (que ya era el más bajo desde la pandemia), con un 12,4 por ciento.
En contraposición, los dólares que no consiguió en el sector real se tomaron con deuda. Si se considera la medición de la evolución de la deuda bruta de la Administración Central, en el primer año de La Libertad Avanza, la misma aumentó 41.000 millones de dólares desde noviembre de 2023, pasando desde los 425.556 millones a los 466.686 millones.
En la emisión de deuda que licitó este miércoles el ministro de Economía Luis Caputo, colocó un 'put' (derecho a venta) a marzo del 2027; es decir, les da la opción de desarmar posiciones en caso de anticiparse una derrota del oficialismo y se corte la cadena de la bicicleta. La política de acumulación de reservas -si se puede llamar así a la acumulación de deuda- se enfoca que elevar el número de reservas con endeudamiento.
Ni la flexibilización del RIGI ni la eliminación del CEPO. Las empresas siempre tienen alguna prerrogativa para invertir, al menos cuando hay una administración permeable a los pedidos de entrega. Las expectativas generadas por el programa pro-mercado impulsado desde el inicio de su gestión no fueron suficientes para motorizar inversiones extranjeras en el sector real de la economía, incluso considerando el potencial de industrias como el shale oil y shale gas en Vaca Muerta y la minería, mientras el campo retacea la liquidación de su cosecha.
El concurso de acreedores e incumplimiento de los contratos de empresas de primera línea son un adelanto de una crisis monumental en ciernes. Este indicador es un buen proxy para medir el verdadero humor de los empresarios, más allá de los gestos comprometidos con el Gobierno nacional.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) destaca los elementos que pueden inferirse del resultado de la IED: 1) evidencia cómo están conectadas las economías y cómo evolucionan, dado que ayuda a los países a integrarse en las cadenas de suministro globales y a acceder a nuevos mercados, habilidades y tecnologías y b) revela quién está invirtiendo realmente (sin ocultar el origen de los fondos), aunque el Gobierno argentino esto parece no importarle; medir cómo se realiza la inversión para comprender su impacto económico.
Los datos del Banco Central sobre Inversión Extranjera Directa (IED) en el último trimestre del año un egreso neto de 356 millones de dólares; el primer resultado negativo desde el inicio de la serie de la serie del informe, es decir, incluso superó los meses de pandemia (cuando el peor resultado había sido de saldo cero o neutro.
“Si se considera el flujo neto -descontando egresos-, se trata del valor más bajo de la serie histórica”, según un informe de la consultora Vectorial. Por su parte, la inversión bruta (en equipo durable de producción y construcción) en marzo mejoró en términos interanual; “impulsada nuevamente por la mayor importación de bienes de capital, los cuales aumentaron 76,6 por ciento, mientras que los de origen nacional subieron 24,3 por ciento”, según la consultora Orlando Ferreres & Asociados.
Sin embargo, al relevar la serie sin estacionalidad se aprecia un retroceso en marzo, vinculado con la incertidumbre interna y externa que predominó en el tercer mes del 2025. Si se mide en dólares (también desestacionalizado) en porcentaje del PIB, se ubica en 12,4 por ciento, el segundo nivel más bajo de Milei, luego del piso de 12 por ciento del segundo trimestre de 2024, en plena derrumbe de la actividad, de acuerdo con las planillas anexas del informe de Ferreres.
El Gobierno plantea que la flexibilización del mercado cambiario permitirá obtener una relación de inversión y deuda más acorde. De todos modos, el problema radica en una política, también cambiaria, que erosiona la rentabilidad de las empresas y elimina el mercado interno, haciendo poco atractivo el retorno a la inversión.